Leer Capítulo Completo
Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y afligiéndome el corazón? porque yo no sólo estoy presto á ser atado, mas aun á morir en Jerusalem por el nombre del Señor Jesús.
Y después de estos días, apercibidos, subimos á Jerusalem.