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Y oyendo estas cosas, regañaban de sus corazones, y crujían los dientes contra él.
Que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.
Más él, estando lleno de Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vió la gloria de Dios, y á Jesús que estaba á la diestra de Dios,