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Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
Porque los cuerpos de aquellos animales, la sangre de los cuales es metida por el pecado en el santuario por el pontífice, son quemados fuera del real.
Salgamos pues á él fuera del real, llevando su vituperio.