Leer Capítulo Completo
Pon ahora, dame fianza para litigar contigo: ¿Quién tocará ahora mi mano?
No hay conmigo sino escarnecedores, En cuya acrimonia se detienen mis ojos.
Porque á éstos has tú escondido su corazón de inteligencia: Por tanto, no los ensalzarás.