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Tú, el que da salud á los reyes, El que redime á David su siervo de maligna espada.
Oh Dios, á ti cantaré canción nueva: Con salterio, con decacordio cantaré á ti.
Redímeme, y sálvame de mano de los hijos extraños, Cuya boca habla vanidad, Y su diestra es diestra de mentira.